lunes, 26 de agosto de 2013

La vida al revés.

Entre usted y yo... los humanos tenemos la vida mal organizada.


Cada etapa que atravesamos, tiene establecidas unas ocupaciones para llevar a cabo, con unas directrices que ni siquiera se sabe quien las marcó, y de las que nadie se escapa. Bueno, nadie que lleve una vida de las que consideramos una “vida normal”. Y ahí está el fallo, en lo que consideramos una vida normal, porque… ¿qué es una vida normal?

Las etapas que vamos superando a medida que vamos creciendo, son tan antiguas como la vida misma, y las llevamos a cabo con total dedicación. De hecho, ni siquiera nos planteamos que la vida se pueda organizar de una manera diferente. Supongo que quien planificó nuestra vida, tal y como la conocemos, fue algún individuo de los llamados “trabajadores ejemplares”, porque lo planificó todo de tal manera, que exprimimos nuestro tiempo, primero en estudiar para ser hombres de provecho, y después en eso, en intentar ser hombres de provecho trabajando humildemente, y anhelando que llegue el día de nuestra jubilación, a poder ser anticipada… Pero para lo que entendemos como disfrute, dicho personaje no pensó demasiado, vamos que no perdió mucho tiempo en ello, ni se produjo una hernia cerebral estrujándose los sesos para facilitarnos una vida de pleno disfrute.

A saber, cuando somos niños, nos obligan a estudiar, cuando lo que de verdad queremos hacer, es estar todo el día jugando. Además, en los ratos libres, no tenemos suficiente autonomía, ni motriz,  ni económica, para movernos solos. Cuando llegamos a la adolescencia, es aún peor, porque la alteración de hormonas, nos pone en rebeldía ante cualquier obligación impuesta. Tenemos autonomía para movernos, pero aún tenemos limitaciones económicas que nos impiden hacer todo lo que quisiéramos.

Es ahí cuando nos vemos obligados a iniciar lo más rápido posible nuestra vida laboral, para conseguir también la independencia económica, pero…. Enseguida nos damos cuenta de que con ello no conseguimos nuestro objetivo. Las jornadas laborales, son bastante peor llevaderas que las jornadas escolares, y la mayoría de los días, la escasez de tiempo, y el agotamiento,  nos impiden hacer lo que queremos. Todo esto se agrava, si además tienes descendencia, ya que se añade otra frustración más, por perderte muchos momentos que te gustaría vivir con tus hijos, y que no puedes vivir, únicamente,  por estar viviendo otros momentos con tu jefe, para qué negarlo, bastante más ingratos…

Así que, a medida que quemamos años de vida laboral, nuestras ganas de jubilarnos aumentan en proporción geométrica, vamos, a lo bestia, y cuando ésta llega…, entonces tenemos todo tipo de autonomía, y todo el tiempo del mundo, pero nos damos cuenta de que ya no estamos ni para un cortao, ni para un pasodoble, y que para ir de excursión, nos tenemos que resignar al itinerario que nos haya querido programar el Inserso, si es que pillamos una plaza en el autobús.

Sí, ya sé que en la vida hay tiempo para todo, pero creo que nuestra vida sería mucho más llevadera y mucho más placentera, si la organizáramos de esta otra manera:

Nuestra vida laboral, podría empezar cuando cumpliéramos 65 años. Como tendríamos un sueldo, no cobraríamos la Jubilación. Dicha jubilación la habríamos cobrado durante nuestros primeros veinticinco años de vida. Lo emplearíamos en ahorrar todo lo posible, y emplearíamos nuestro tiempo en dedicarnos a jugar, a divertimos, y a estudiar un poco, pero tampoco demasiado. Durante esta etapa, nuestros abuelos nos mantendrían y pagarían los estudios, ya que ellos estarían trabajando. A los veinticinco podríamos entrar en período de jubilación y vagancia extrema, podríamos hacer lo que nos viniera en gana, ya que dispondríamos de tiempo y dinero suficiente para movernos a nuestro antojo al menos durante unos 25 años… Una vez cumplidos los 50, podríamos casarnos, formar una familia y vivir del sueldo de nuestros padres, que por fin estarían en edad de trabajar. Cuando lleguemos a los 65, nos tocará empezar a trabajar para mantener a nuestros nietos, que se estarían pegando la vida padre, o mejor dicho, la vida abuela. Los que consigan llegar a los 90 años, que ya es una buena edad para sentirse realizado, habrán disfrutado de la vida durante 65, y tan sólo habrán trabajado 25, por supuesto a un ritmo tan bajo y lento como su desgastado cuerpo se lo permita…


Posiblemente, a muchos, no les importaría morir antes de iniciar su vida laboral, pero entonces… ¿De qué iban a vivir nuestros hijos y nietos? Por favor, pensemos en ellos, e intentemos vivir al menos hasta los 120 años… Lo de ser inmortales, lo dejaremos para los currantes de verdad…






5 comentarios:

  1. Seria genial, sin lugar a dudas, y disfrutaríamos de la vida, o lo que es lo mismo, viviríamos.
    Porque tal y como están ahora las cosas, cuando uno se jubila y aún suponiendo que se a afortunado y tenga una pensión, ya le queda bastante menos para disfrutar y eso que afortunadamente la esperanza de vida se ha alargado tanto, que aún hay años ahí para mucho.
    Sin entrar en divagaciones económicas en las que me perdería (como el sistema de cotizaciones o el futuro de las pensiones), no sé si en el fondo me gustaría que fuese así.
    Se me ha venido a la memoria la película El misterioso caso de Benjamin Button (http://www.youtube.com/watch?v=MLNIxbob0PU)
    Después de hincharme a llorar con esta película (creo que nunca he llorado tanto con ninguna otra) me hice un montón de reflexiones sobre este tema que planteas.
    Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Jajaja, muy bueno. Quizá tomen nota en un futuro, cuando la fuerza de los 65 tacos sólo se necesite para apretar botones. De todas maneras, esto es como el pez que se muerde la cola... ¿qué es antes, la juventud o las normas?

    Bueno, yo creo que dentro de mis posibilidades me lo monto bien, claro que no quiero llegar a ser millonario.

    Un saludo.

    PD- Eso de que me lo monto bien es para la poca pasta que tengo, el día diez me empiezo a agobiar.

    ResponderEliminar
  3. !!Hola,Elvis!

    Asi es,vivimos fastidiados hasta la edad de jubilacion.Y despues agotados por tanto fastidio provocado en años.Yo me apunto a tu nueva estrategia de jubilacion,me ha parecido fascinante,y me has hecho reir con lo de vivir del sueldo de nuestros padres que estarian en edad de trabajar.Los niños me imagino que serian in vitro o adoptados jajajajaja.genial elvis.Muchisimos besitos.

    ResponderEliminar
  4. Belkis, cierto, la película tiene su miga y hace reflexionar. Nuestra vida no está montada para obtener un disfrute máximo. Pero la solución es fácil. Sólo habría que intercalar algunos meses de excedencia en el trabajo, al estilo bohemio. Trabajo 6 meses y descanso 3 con una pequeña reducción de salario. Disfrutaríamos más de lo que disfrutamos ahora.
    Besos.


    Ce, sí, así es. Pero la mayoría pagan un alto precio porque no tienen continuidad en sus trabajos, por no decir del resto de ámbitos, como familia y demás, y eso, al final, desgasta demasiado.
    Besos.


    Sbm, como todos. Son pocos los que viven desahogados y llegan limpios a fin de mes...
    Saludos.


    Lady Celeste, no, no. No vamos a privarnos del disfrute de fabricar niños, aunque sería de una forma diferente jajajaja
    Besos.

    ResponderEliminar
  5. hola!! me parece muy buena tu manera de narrar. Mira empeze un blog y me haría mucha ilusión si me siguieras o me comentaras.desde ya perdón por el spam. http://amantedeloslibros20.blogspot.com.ar/

    ResponderEliminar

Su opinión siempre será bien recibida.